James Bay, o mejor dicho, música acústica de la buena

James Bay

Ese típico día de estudio en el que te aburres tanto que coges el móvil, te metes en Youtube y vas de un vídeo a otro hasta encontrar cosas tan bonitas como esta, en un día de esos conocí al señor Bay.

James Bay, 23 años, británico, con un chorro de voz y un arte para tocar la guitarra que nos deja muertos a todos, ¡ah! y un sombrero que parece que lo tenga pegado con pegamento porque nunca lo verás sin él.

Comenzó a escribir cuando todavía no tenía barba, a los 11 añitos, sustituyendo los clásicos partidos de fútbol por la guitarra vieja de su padre… Así empezó todo hasta hoy, que no se separa de su guitarra.

Un placer escucharle, canciones de esas que pones en modo bucle para no dejar de oirlas porque te llegan hasta las entrañas, lo que poca gente consigue.
Las letras son preciosas, se merecen ser bien escuchadas y entendidas (aunque tengamos que buscarlas en Internet para saber qué dice la letra), es todo un poeta y su voz remata esas letras.

James Bay

A veces pensamos que la voz y la guitarra, sin compañía alguna, se quedan muy solas y piden un poco de percusión o bajo, pero James Bay va sobrado con estos dos instrumentos. Suena perfectamente, no necesita nada más. Con eso llena todo el escenario y todos nuestros oídos.

Un sonido sobrio, dulce, sencillo, un poco de folk, de pop, de blues… que te hace moverte inconscientemente mientras lo escuchas.

Para pasear al perro, gato, cerdo, cerdo, conejo, novio; para ir a la playa; para la ducha; para la piscina… Cuando quieras, pero vale la pena escucharle.

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