Había leído tanto y visto tantas fotografías de Roma, que pensaba que cuando por fin estuviera en la capital de Italia no me sorprendería nada de la ciudad. Y tras estar tres días allí, puedo decir que he vuelto más enamorada todavía si cabe que antes de viajar. Pasear por calles donde dos mil años atrás paseaba Julio César, ver monumentos tan antiguos como el Panteón o el Coliseo u otros tan bellos y majestuosos como la Fontana de Trevi y poder visitar a pie uno de los estados más pequeños del mundo sólo es posible en un rincón del planeta: Roma. Os invito a conocer cómo ha sido mi viaje a la Ciudad Eterna en 3 días.
El Vaticano
Cuando pensé en qué zona de la ciudad alojarme, opté por alquilar un apartamento en Roma cerca del Vaticano ya que está cerca de dos paradas de metro (Cipro y Ottaviano), se puede ir a pie hasta el centro de la ciudad (unos 25 minutos a paso ligero) y encontré que los precios eran mucho más económicos. Esto me dio la oportunidad de conocer en profundidad El Vaticano, un estado que siempre me había llamado la atención por su peculiar situación geográfica y administrativa. Sólo unos altísimos muros de piedra delimitan la frontera entre las calles de Roma y el interior del famoso ‘país más pequeño del mundo’. Precisamente en mi primer día en la ciudad me decanté por conocer El Vaticano en profundidad.
Empezamos colocándonos en la fila de los Museos Vaticanos, donde parece que se vaya a acabar el mundo debido a la gran cantidad de gente que hay; no sólo de turistas, sino de guías que ofrecen sus servicios ‘desesperados’ a los visitantes que se encuentran a 20 metros a la redonda de la entrada a los museos. ¿Qué consigues si optas por entrar con guía? Un acceso directo y sin esperas al interior, pero el precio por persona es mucho más alto que haciendo la ‘rigurosa fila’ y esperas tu turno. Si cuentas con un carnet de estudiante internacional (no sirve el típico carnet joven que usamos en España) podrás acceder pagando 8 euros, sino tendrás que adquirir tu entrada por 16 euros por persona.
El interior de los Museos Vaticanos está formado por numerosas exposiciones, cada una de diferente temática como pintura, tapices, esculturas, numismática…
Un consejo: si quieres escapar de las grandes aglomeraciones empieza por los museos de la derecha, siempre están mucho menos masificados que los que están junto a la Capilla Sixtina. Y es que precisamente esta última es la sala más codiciada por los turistas que visitan los Museos Vaticanos. Eso sí, para acceder a ella debes cubrir hombros y rodillas, guardar silencio y no hacer fotografías (aunque sea sin flash). Desde allí hay una puerta, bastante escondida, que conecta directamente la Capilla con el interior de la basílica de San Pedro.
San Pedro es la iglesia más grande del mundo y sin duda sorprende a todo el que la visita. Aunque no accedas a su interior desde los Museos Vaticanos, la entrada no tiene ningún tipo de coste. Sin embargo, subir a la cúpula tiene un precio de unos 9 euros por persona y desde arriba puedes tener unas impresionantes vistas de la enorme Plaza de San Pedro, una de las más grandes del planeta. Para subir a la cúpula no te puedes ‘librar se subir escaleras’, por lo que aunque hay una parte que puedes ahorrártela en ascensor, después tienes que ascender por una escalera en espiral hasta lo alto de la basílica.
Corazón de la capital
El segundo día de mi estancia se basó en conocer a fondo los principales monumentos de Roma, que como ocurre si viajas a París, la mayoría de puntos de interés están en el centro y puedes recorrerlos perfectamente a pie. La primera parada fue muy cerca de El Vaticano, a orillas del río Tíber, donde está el espectacular Castillo de Sant Angelo al cual no entré por falta de tiempo y un presupuesto un tanto limitado (y la entrada tenía un coste de 9 euros por persona). De allí llegamos hasta la Plaza Navona, donde a pesar de ser una de las más grandes de Roma, estaba totalmente colapsada por turistas repartidos en sus tres puntos principales: las fuentes de Neptuno, Moro y de los Tres Ríos.
La siguiente parada fue en el Campo dei Fiori donde en un pequeño espacio habían montado un gran mercado callejero donde vendían, a precios bastante elevados, pasta, fruta, verdura, licores y flores. Nos dirigimos hasta uno de los monumentos más hermosos y que a veces no se le da tanta importancia como al famoso Coliseo: el Panteón de Agripa. Es uno de los más antiguos del patrimonio de Italia y su acceso al interior es totalmente gratuito, además, muy cerca hay numerosas heladerías para degustar este riquísimo producto italiano. A 5 minutos a pie desde allí, llegué hasta la Fontana de Trevi donde para mi sorpresa estaba vallada por obras (algo habitual en Roma…). Para continuar el recorrido por el centro de la ciudad, pasé por la Plaza Colonna, subí la larga escalinata de Plaza España y llegué a Villa Borguese cruzando la Plaza del Popolo. Una jornada intensa, pero donde pude ver los principales monumentos de Roma.
Coliseo y las colinas de Roma
A las 12 horas de mi tercer día en Roma estaba en la colina de Gianicolo, donde además de tener unas hermosas vistas de la ciudad, se realiza uno de los espectáculos: el disparo de un cañón. Así que como cada día, llegó un furgón con varios militares y bajo la estatua de Garibaldi abrieron una puerta y sacaron un cañón; lo cargaron y tras realizar una cuenta atrás nos ‘ensordecieron’ a los pocos asistentes que estábamos presentes. Tras este curioso acto que lleva más de cien años realizándose, fuimos andando hasta el barrio ‘vecino’ del Trastevere.
Trastevere: Sus pintorescas y estrechas calles empedradas están llenas de restaurantes en los que es inevitable no desear probar sus pizzas y pastas…
Pero la última para de nuestro viaje era el Coliseo, así que nos dirigimos hasta él no sin antes ir a ver la famosa Boca de la Verdad. Muy cerca, está uno de los monumentos más impresionantes de Roma: el Monumento a Víctor Manuel II; el acceso a su interior no tiene coste, hay aseos gratuitos y conexión wifi. Desde allí directos a la entrada del Foro Romano para comprar el billete que nos daba acceso al Foro, al Palatino y al Coliseo. ¿Por qué comprarlo en el Foro y no en el Coliseo? Porque las filas son como unas 20 veces más cortas en el Foro, el precio es el mismo y lo único que cambia es que lo primero que ves son el Palatino y el Foro Romano…
Los tres lugares son verdaderas joyas de la historia y el único inconveniente es que el turismo masificado y el calor me hicieron desesperar en algunos momentos. Sin embargo, la recompensa mereció la pena ya que poder recorrer a pie tres rincones con más de dos mil años de antigüedad es una verdadera maravilla. ¿El precio? Para los menores de 25 años es de 7,50 euros y para el resto 12 euros; algo mucho más que considerable teniendo en cuenta el valor cultural de todos ellos.
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