Burial es un músico que a algunos le gusta y a otros no tanto. A mi ni fu ni fa, qué quieres que te diga. Pero el tipo ha sabido jugar con el misterio de su personalidad, y eso es chido.
El misterio es siempre algo muy óptimo a la hora de vender, otorga al que se oculta un aire de personaje supremo, más fantástico que humano. Hace que las mujeres puedan fantasear pensando que es un donjuán, cuando puede que la realidad sea muy alejada y seas más feo que un lefazo en un chándal.
Desde el Renacimiento (Siglo V a.C – Siglo Y a.C) tenemos muestras de músicos misteriosos que ocultaban su faz, como es el caso del Fantasma de la Ópera, un pianista enamorado de su madre que discute con su padre Edipo y este lo encierra en una torre custodiada por un dragón. Al intentar huir el dragón le rompe la cara de una colleja y se tiene que poner una máscara para tocar el piano entre las bambalinas del Moulin Rouge. Este misterio hizo que le dedicasen una serie de libros llamados “El Fantasma de la Ópera”.
(Inciso)
Se abre el telón y aparece Cristiano Ronaldo viendo “Gianni Schicchi” (la ópera en la que está incluída la canción O mio Babbino Caro
¿Cómo se llama la película?
El Fantasma de la Ópera.
Después del Oprah Phantom encontramos a Kiss, unos chicos muy majos que llevaban la cara toa pintarrajeá y que tocaban música de maricones, drogadictos y satánicos. Por eso molaban.
Y después pues seguro que alguno más habría, pero yo no lo recuerdo porque soy joven así que salto directamente a Daft Punk
Han sabido explotar al máximo su imagen de robots, siempre siendo respaldados por su música, o sea que no son una mierda disfrazada y ya está.
A la espera de que festivales como Monegros o FIB empiecen a dar nombres, el Dreambeach Villaricos desvelaba esta madrugada las primeras confirmaciones de su segunda edición en la playa de Villaricos y Cuevas de Almanzorra en Almería los días 8 y 9 de agosto.
Para sorpresa de muchos, contará como cabeza de cartel con Snoop Dog reconvertido enSnoop Lion, Carl Cox (¿por cuántos festivales ha pasado el de Barbados?) y Krewella, cuya actuación será la única en un festival español.
Doctor P, Flux Pavilion y Black Sun Empire serán los encargados de poner dubstep y drum&bass. Paco Osuna, Gonçalo y la joven británica Maya Jane Coles al mando del techno, house y minimal.
Por el momento, estas primeras confirmaciones y el hecho de que se filtrara el cartel previamente, no dejan indiferente a nadie…
Tras anunciar las primeras fechas de la gira promocional de su futuro trabajo, bautizado como “Pólvora”, el pasado 6 de enero se hacía público el primer videoclip del nuevo disco de Leiva. La canción escogida para su grabación ha sido el single “Terriblemente Cruel”. Días antes pudimos disfrutar del lanzamiento de la canción “Afuera en la ciudad” (la cual ha debutando en el sexto puesto de canciones más vendidas de toda España).
El ex componente de Pereza no para de ganar adeptos cada vez que su peculiar voz y sus hábiles manos se ponen a trabajar. Su éxito ha sido mayor del que era capaz de esperarse tras la disolución de su antiguo grupo. Con su anterior trabajo, “Diciembre”, ha conseguido agarrase a todo tipo de públicos canción tras canción mediante melódicos temas pop-rock para afianzarlos y no soltarlos con sus nuevos proyectos.
Es en su nuevo video donde vemos al solista dándolo todo por el todo junto con su banda en un gran salón al son de los acordes de su guitarra.
Energía pura es lo que transmite la canción que decidió escribir cuando le inspiraron los canticos del partido de futbol River Plate – San Lorenzo al que acudió a ver hace varios meses.
Sin duda alguna, Leiva no acostumbra a defraudar. Y si algo es seguro, es que a finales de mes no dejará indiferente a nadie.
Su segundo disco en solitario lo podremos escuchar definitivamente el último martes de Enero. Pero de eso ya se hablará a su debido tiempo, porque lo que hoy es noticia en el madrileño es esto:
El pasado martes 28 de enero uno de los iconos más importantes del pop rock nacional sacaba su segundo disco en solitario. Después de “Diciembre” vino “Pólvora”. Dejaba de ser suyo para pasar a formar parte del colectivo. Y es que Leiva no suele defraudar a su público. Mismas melodías, mismas letras, misma línea. Parece que se ha agarrado con fuerza a esta que parece ser su fórmula mágica del éxito. Y bendita fórmula.
Desde que se alejó de su inseparable Rubén (dejando con ello una de las bandas españolas con más éxito de los últimos años), podríamos decir, que ha terminado alcanzando su madurez musical. Si su identidad se había definido con Pereza, ahora, en solitario, letra a letra se ha descrito con una precisión matemática.
Los que hubieran pensado que el madrileño se iba a venir abajo tras la disolución de su antiguo grupo se equivocaban por completo. Ahora, con la publicación de sus nuevas canciones, son estos escépticos los que deberán esconder sus cabezas bajo tierra.
Una XL quedaría demasiado ajustada para la talla que da “Pólvora”, un álbum capaz de emocionarnos con las historias humanas, diminutas y bellas que nos presenta. Como bien dice el artista, le emocionan más los pequeños actos cotidianos que los grandes que cambian el mundo. De esta manera nos encontramos ante un disco mucho más reflexivo y mejor vestido que el anterior.
Es la primera vez que ha podido grabar todos los instrumentos al mismo tiempo en directo, buscando el famoso fallo humano. Y no podía entenderse de otra forma, ya que al hacerlo así le ha dado a su disco su toque personal, dotándolo de un sonido magistral sin olvidar que el mismo interpretó y editó toda la música que apareció en su anterior disco.
En su canción “Los Cantantes” ha trabajado con valentía, dotándola de una letra que le viene que ni pintada para autodefinirse y en la que da la sensación de que ha querido plasmar las normas para seguir adelante. Esta fue escrita tan rápidamente que lleva más de un año terminada; por lo que, desde entonces, la está tocando en numerosos directos que brinda.
“Terriblemente Cruel” y “Afuera en la Ciudad” son otros dos de sus sencillos que han acaparado todas las miradas en los meses anteriores a la presentación oficial del disco. No en vano han sido elegidas para convertirse en cabecera de su exitoso trabajo.
Su energía, antes palpable, estalla con “Mirada Perdida”, en cuyo estribillo no escatima alabanzas a eso que es el amor. Un conjunto de acordes de los que preparan un final de esos que no deja indiferente a nadie. De “Palomas” podríamos decir que se trata de una canción revoloteante que se te posa en el oído la primera vez que la escuchas para no volver a salir volando del lugar.
La elegancia y el buen hacer que este hombre imprime en cada una de sus canciones no tiene techo, a la vista está en otra de sus canciones balada como es “Francesita”.
Los versos romanticones que ponen ñoño a cualquiera tornan en un simbolismo especial en el piano de su décimo tercera y última canción del disco, cuyo título sirve para dar nombre al disco.
“Pólvora”. Mojada y a punto de hacer estallar en mil pedazos por todo el panorama musical. Dispuesta para llegar a los miles de seguidores de esta nueva música; una música con el sello de un gigante madrileño que, sin lugar a dudas, se encuentra en una de sus mejores épocas.
Ya hace una semana que terminó el Primavera Sound y hemos tenido tiempo para recuperarnos de tantas emociones fuertes. Después de una semana que se ha hecho verdaderamente cuesta arriba, hacemos recuento de lo que fue el Primavera Sound para las dos bloggers de Un Festival por Dentro que allí estuvimos.
La compañía
es la que para muchos determina en ciertos aspectos la corriente que sigue un festival. Este año el “Team PS” que llevábamos era muy bueno; era el equipo definitivo. Realmente sin planearlo, se nos quedó un grupo bastante majo que a la hora de disfrutar muy fuerte del festival, nos venía como anillo al dedo. Una edición con ausencia de atracciones de feria gigantescas. Arco iris que han ganado protagonismo tras chaparrones que nos mantenían en vilo (sacrificando alguna actuación). La llegada del normcore, el abandono de barbas y outfits en general.
JUEVES
Future Islands era uno de los nombres subrayados en nuestro clashfinder de jueves. Así que empezamos nuestra ruta festivalera en el escenario Pitchfork, con pena penita pena de saber que teníamos que sacrificar a Neutral Milk Hotel y a St. Vincent (la que muchos catalogan como revelación de 2014), pero es que el Singles de los Future Islands nos ha tenido un par de meses muy enganchadas. Un concierto perfecto como pistoletazo de salida, acompañado de la primera Heineken (5€/33cl, sí, sí, y era la más grande) del año primaveral. El público tenía ganazas de verlos y toda la energía de un primer día de festival, así que no fuimos las únicas que corearon “Seasons (Waiting On You)”.
Casi sin tiempo para hacer parada en boxes (hablamos de hidratarnos y alimentarnos), en el mismo escenario siguieron CHVRCHES. A Lauren Mayberry no pensábamos perdérnosla por nada en este mundo. Desde la barrera vivimos la escasa hora de actuación como una fiesta continua, bailando y saltando con los sintes mágicos de los escoceses y cantando sin mucho tino sus hits más coreables.
Uno de los momentos que más esperábamos sin duda era el concierto de Arcade Fire. Un no parar de sorpresas con sabor a Funeral, Neon Bible, The Suburbs y Reflektor. El concierto más emotivo para muchos asistentes al festival, desde luego el más intenso para las que firman. Los canadienses nos enseñaron que su Reflektor puede ser una fiesta y nos recordaron los temas que más nos gustan de sus trabajos anteriores: “No Cars Go”, “Keep the Car Running”, “Rebellion (Lies)”, tres de las cuatro “Neighborhoods” y otros muchos de sus hits sonaron en su selección de 21 temas. Bailes y coreografías que en “Reflektor” y en “Afterlife” significaron los momentos más top de la noche y del festival. Tras años cerrando sus setlists con el poderoso combo que forman “Power Out” y “Wake Up”, en esta gira la apoteosis final del concierto (cerraron con “Wake Up”, por supuesto), vino precedida de una magnífica “Here Comes the Nightime”: cabezudos sobre el escenario, confeti sobre el público y Barcelona entera hizo la conga. Win Butler, tienes ganado cualquier cielo que exista. Vivimos el set como reinas, entre mezcal mexicano y abrazos, muchos abrazos. Momentos de esos que emocionan demasiado, en los que uno no puede parar de sentirse feliz, joder, fue increíble. Adjuntamos video de las asistentes por dentro tras este momento o tal vez después, nunca lo sabremos.
Los minutos que separaban la actuación de los canadienses de la de Disclosurese pasaron muy rápido (puede que esta fuese la última vez que tuvimos la suerte de ver dos conciertos seguidos en dos escenarios contiguos). Eso sí, podemos afirmar, y que levante la mano quien también se diese cuenta, que el trending topic de la noche entre los asistentes al concierto fue “When a fire stars to burn”. Unas visuales geométricas y un baile de luces láser para flotar inmersos en el subidón que nos brindaban los ingleses. Complicado lo de acercarse a primera filas, preferimos quedarnos un poco más atrás con algo de espacio, lo de bailar era justo y necesario. La decisión entre ver a estos o a Moderat, que coincidían en horario a kilómetros de donde estábamos, fue dura y muy difícil de tomar.
La gran mayoría de la enorme masa que desfilaba desde Mordor (los escenarios Heineken y Sony) se dirigía hacia el show de Metronomy en el escenario Ray-Ban. A esas horas (03:15), y con el largo y arduo camino que separa las dos zonas del festival, se dan momentos de confusión y desorientación, encuentros efusivos, cambios de ideas, indisposiciones varias y reubicaciones. Vamos, que llegamos por los pelos al comienzo de Metronomy. La hora escogida no casó con muchos de los temas de su Love Letters, pero alcanzó momentos en los que el público respondió con kilos de buen rollo y alegría, como en las contagiosas “The Bay”, “The Look”, “Corinne” y “Radio Ladio”. El cierre, brutal con “You Can Easily Have Me”.
El cierre de la primera noche vino seguido, en mismo escenario y de la mano de Jamie XX,que también había hecho un set esa misma tarde en la socorrida carpa Boiler Room. El frío nos movió hacia las primeras filas justo para escuchar su remix de “You’ve Got the Love” de Florence + the Machine y el “Open Eye Signal” de Jon Hopkins y después el agotamiento nos dirigió hacia casa tras una jornada bien completa de conciertos y diversión. Aquí el set completo de Jamie XX en el Primavera Sound
VIERNES
La lluvia que nos tuvo aterrorizados durante la tarde del viernes nos impidió acercarnos al festival hasta después de cenar, así que nuestra primera cita aquel día fue con los Pixies en el escenario Heineken. La legión de incondicionales pudo presenciar un set de casi dos horas, marcado notablemente por el Doolittle y el Surfer Rosa para la alegría de muchos. Un setlist de cerca de 30 temas, entre los que por supuesto hubo varias muestras de su trabajo más reciente, y si ya coincidíamos en que nos dejaba un poco a medias, en vivo se comprobó que Indie Cindy no es la mejor continuación para los de Black Francis.
Pasada la media noche, el aire del Fòrum se impregno de clase, de elegancia y de pura emoción. El escenario desplegó un místico e intenso juego de luces, las notas de “Don’t Swallow the Cap” empezaron a sonar y, poco después, la voz de Matt Berninger inundó los corazones de todos los que se reunieron allí. The National presentaron varios de los temas de su Trouble Will Find Me, emocionándonos a lo grande con “Graceless” o “I Should Live in Salt”, y también tocaron, por supuesto, temas de sus anteriores trabajos, como “Fake Empire”, “Mistaken for Strangers”, “Vanderlyle Crybaby Geeks” o “Bloodbuzz Ohio”. Muchos esperábamos que en “Sorrow” St. Vincent se uniese a la banda en el escenario. No fue así, pero lo que pudimos ver en su lugar fueron dos de las reuniones más grandes del indie actual: Justin Vernon (Bon Iver, que actuó con Volcano Choir al día siguiente) subió al escenario a acompañar a la banda en “Slow Show” y, más tarde, fue Hamilton Leithauster (The Walkmen) el que ayudó a conseguir que vibrásemos con “Mr. November” casi al final del concierto. Casi na’. Uno de nuestros favoritos de este año.
Nuestra siguiente parada fue en el ATP con SBTRKT, una ducha de electrónica y dubstep que nos puso a todos a tono después de la calma intensa de The National. Un set bastante corto, aunque contundente. Amigos por todas partes, charcos, un frío que pelaba, pero más contentos que Lilly Allen en el FIB (no sé si me entendéis).
El cierre de la noche se dio entre besos y abrazos y todas esas cosas que pasan en los festivales a partir de cierta hora y que son la quintaesencia de los eventos musicales de masas, pero se dio en el escenario Pitchfork, con un Pional bastante desinflado. La intención de mover a los colegas hacia el Ray-Ban, donde Laurent Garnier estaba seguramente dando una clase de baile magistral, estuvo ahí, se intentó, pero no hubo acuerdo y a esas horas ya se sabe que nadie tiene batería y no es plan.
SÁBADO
Kendrick Lamar es una de las gratas sorpresas de esta edición. Una decisión que se tomó un poco por consejos, por recomendaciones, por ese típico comentario de “Si no veis a Kendrick Lamar, os mato”. Gracias a esas voces que actuaron de Pepito Grillo y nos llevaron al escenario Heineken, a lo que se perfilaba como un fiesta muy gorda. De pronto nos encontramos en un círculo de gente emocionada que nos hizo entrar en calor pronto.Muchas manos arriba y mucha clase encima del escenario.
Teníamos ganas de ver lo que hace Blood Orange en directo así que nos pasamos un rato por el Pitchfork. Lo que vimos fue un trozo de concierto descafeinado y a medio gas que no consiguió robarnos mucho más tiempo. Dev Hynes no para de intentar reinventarse y esta careta tampoco le sienta bien.
Foalsen primera fila era uno de los objetivos de este PS14. Yannis Philippakis es el ojito derecho de alguno de nosotros y eso se nota. Reencuentro con amistades festivaleras, un nudo en la garganta y a la espera de que empezase el concierto, de esta guisa estábamoscon una sonrisa de oreja a oreja. La dicotomía Foals, esa que nos llevó desde los saltos y empujones hasta el momento relax de “Spanish Sahara”, esa que supone una de las canciones estrellas de la banda; por algo será. Un Yannis sembrado, que se tiró repetidas veces al público, lástima que lejos de nuestra zona. Se hizo corto (buena señal), faltó “Olympic Airways” y, como siempre,faltó “Cassius”, mucho nos tememos que tendremos que ir descartando estos dos temas del repertorio de la banda.
El baño de ruido llegó con Mogwai en el escenario ATP, vestido para la ocasión con una estelada. Rave Tapes en directo suena igual de bien que el resto de lo que hacen en directo. Este grupo es uno de los impepinables para esta redactora, hacia las primeras filas, el silencio era sepulcral entre el público; máxima muestra de la potencia hipnótica de estos escoceses. Siempre un acierto, pero en el ATP sonaron especialmente bien.
No tuvimos que movernos de ese mismo escenario para ver el live de Cut Copy, que fue muy divertido y tocaron todos los temazos, pero, come on, eran las 4 de la mañana. Después, unos cuantos nos desplazamos al Pitchfork a ver un rato de Daniel Avery y otros cuantos fueron directamente al Ray-Ban a cerrar, como es tradición, con el que no podía faltar en esta espectacular edición del Primavera Sound: Dj Coco.
Los cierres a veces duelen, y el del Primavera Sound dolió mucho. La mítica selección de Dj Coco, el amanecer, el escenario Ray-Ban, el mar como telón de fondo y la gente bailando encima del escenario como si no hubiese un mañana. Un set de temazos, de sorpresas y de canalladas que bien son lo que funciona para cerrar una semana de música y experiencias más que musicales, cómo no, con el “Don’t Stop Believing” de Journey, insignia de la sesión de cierre. Se juntaron disfraces, gente con plantas, gente con cuadros, la mejor fauna y la flora del Fòrum, los que no podemos dejar que pase un minuto del festival sin nosotros, los que nos quedamos hasta que nos barren con esa cinta blanca y roja, en definitiva, los que sabemos cómo es un festival por dentro
Y llegó el temido aunque necesario desfile hacia la puerta, con gafas de sol, claro, deseando no dejar nunca el recinto y acampar allí hasta el 2015. La misma sensación de alegría y cansancio y satisfacción y pena que todos los que nos rodeaban. Cánticos ebrios, las últimas fotos, las últimas servesa biar, las croquetas en la rampa, los abrazos y las despedidas, incluso algunos encuentros: la auténtica exaltación de la amistad en las primeras horas del día.
El Primavera es un festival maravilloso, una cita ineludible con lo bueno conocido y lo mejor por conocer. Para nosotras ha sido un festival en el que, como en todas las cosas que son buenas, hemos llorado y nos hemos reído. Descubrimientos de todo tipo, personales, musicales y existenciales. Charlas pre y post conciertos, análisis de la jornada a las 8 de la mañana en el after mejor y más cutre que pueda existir. La despedida amarga, la resaca del lunes acechándonos, el síndrome post festival inminente. Estas últimas que nombramos vienen dadas por lo que ha sido un gran festival, uno de los que marcan para siempre, uno para repetir, para recordar y sobre todo, en este caso, un festival para contar.