Palacios para visitar en Viena en pareja

Si están planeando un viaje a la encantadora Viena con su media naranja, déjenme decirles que han tomado una excelente decisión. Viena es la ciudad del romance por excelencia, llena de historia, arte, y una arquitectura que les hará sentir que han retrocedido en el tiempo. Y si de algo tenemos que hablar cuando se trata de Viena, es de sus majestuosos palacios.

Un cuento de hadas para dos

El Palacio de Schönbrunn, la antigua residencia de verano de la familia imperial. Imaginen pasear de la mano por sus espléndidos jardines barrocos, disfrutar de un picnic improvisado en los amplios terrenos, o simplemente perderse entre los laberintos de setos. Schönbrunn no solo es un lugar lleno de historia, sino que también es un punto excelente para desconectar del bullicio y dedicar tiempo de calidad a su pareja. Una visita a este palacio es una oportunidad para reflexionar sobre la magnificencia y el arte, mientras comparten un momento de paz juntos.

El arte de la conexión

El Palacio de Belvedere, otro sitio emblemático en la ciudad. Dividido en dos partes (el Belvedere superior e inferior), este palacio alberga una de las colecciones de arte más impresionantes de Austria. Aquí encontrarán obras de Gustav Klimt, como su famoso «El beso», que captura la esencia del amor romántico. Esta es una experiencia ideal para las parejas amantes del arte, ya que pueden contemplar estas maravillosas obras y dejarse inspirar por ellas. Además, el entorno del palacio con sus jardines y sus vistas panorámicas de Viena es el escenario perfecto para una postal romántica.

Un paseo por la historia

El Palacio Imperial de Hofburg, en pleno corazón de Viena, es una visita obligada para cualquier pareja que quiera sentir el pulso de la historia. Aquí tendrán la oportunidad de explorar los antiguos apartamentos imperiales y descubrir la historia del Imperio austrohúngaro. La atmósfera majestuosa del palacio les permitirá transportarse a otra época. Además, siempre es un buen momento para descubrir juntos algo nuevo, y qué mejor que la fascinante historia de Sisi y Francisco José. Después de la visita, pueden pasear por el centro histórico de Viena, disfrutar de un café vienés y reflexionar sobre lo visto.

Un rincón menos conocido

Aunque menos conocido, el Palacio de Liechtenstein es un tesoro escondido que no debe ser pasado por alto. Este palacio barroco es el hogar de una increíble colección privada de arte, y pasear por su interior es como descubrir un secreto bien guardado. Dado que es menos turístico, encontrarán un ambiente más íntimo y privado, ideal para esas parejas que prefieren evitar las multitudes y disfrutar de momentos tranquilos juntos.

Después de recorrer estos palacios, completen su día con una visita a alguna de las pintorescas cafeterías de Viena. Saboreen un buen trozo de Sacher, el famoso pastel de chocolate vienés, acompañado de un melange (el café vienés típico) mientras discuten sobre sus impresiones del día. Compartir un dulce es, después de todo, otra forma de endulzar la relación.

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