En uno de esos muchos descansos estudiantiles que se realizan a cada cinco minutos por falta de concentración entre exámenes, me puse a escuchar Tame Impala. Te pones al lío y ya sabéis eso de que la opción “relacionados” de Spotify te lleva a varios grupos del mismo estilo. Y como nadie que esté en su sano juicio saca ganas y fuerzas para estudiar, te pones a enredar y, ¿qué pasa al final? Pues que descubres mil y un grupos nuevos.
Así que la cosa va hoy de psicodelia musical y efectos extravagantes. Lo que quiere decir que empezaré hablando de la corriente ya abierta por grupos como The Flaming Lips allá por 1986, que unos diez años más tarde, con su “The Soft Bulletin” pondrían de moda. Y no es que estos norteamericanos no hubieran introducido extraños sonidos en sus discos anteriores, sino que a partir de este último, se produjo una renovación más estridente en su música. Ahora grupos como MGMT están triunfando a base de producir este estilo de música.
Varios artistas han ido poco a poco imitando esta forma de crear música independiente. Sólo hay que retroceder tres años en el tiempo para ver a los antes mencionados Tame Impala. Si MGMT parecen sacados de una manifestación hippy, escuchar a los cuatro australianos es como poner los ojos en un caleidoscopio (sus vídeos así lo advierten) y ponerse a delirar.